Los intercambios entre les participantes estuvieron relacionados con:

• la historia socioambiental de las fincas, 
• las especies cultivadas en temporadas anteriores, 
• las “malezas”, 
• la cobertura vegetal de cada parcela y su historia particular de uso, 
• las características del riego, 
• el tipo de enmienda orgánica utilizada y las posibles diferencias entre éstas en cuanto a su efecto en los indicadores elegidos, 
• las relaciones entre la diversidad “por encima” (plantas, animales) y “por debajo” (microorganismos, raíces) del suelo, 
• y con el camino de transición agroecológica recorrido.

Qué bueno aprender y compartir, si estuviera sola sigo echando, sin reflexionar. Me sirve, estoy agradecida.

Trabajamos haciendo cosas parecidas, pero tenemos resultados diferentes.

Me parece importantísimo medir, tratar al suelo y a las plantas como a nosotros. A veces le echamos un poco de más y no es así, quiero seguir aprendiendo. ¿Qué sería adecuado para seguir midiendo?

La materia orgánica es una de las medidas más integradoras, tiene propiedades físicas, químicas, biológicas. También tenemos que pensar en las raíces, en las rotaciones que implementamos.

En mi muestra veo que no se ha conectado la materia orgánica con lo otro, antes era mejor la cromatografía

Los lotes con malezas, con cobertura, es mejor, hay más actividad biológica porque hay raíces. Hay más beneficios cuando está cubierto.

Con los análisis veo que voy trabajando bien, no agrego general porque necesitaría un montón. Comparado con antes, está mejor el suelo.

Cada dato generado en las fincas así como el diálogo que se generó a partir de la comparación entre los resultados estas, potenciaron la discusión respecto a las prácticas de manejo agroecológico del suelo y sus posibles efectos sobre la salud de éste.